La Revuelta de las Mandarinas

Lo que está sucediendo esta noche en Valencia es muy grave, traspasa los límites de lo permitido, de lo imaginable, de lo conveniente, del sentido común, de la razón y de la convivencia, porque cuando para el Jefe de la Policía de Valencia: Antonio Moreno,  un grupo de estudiantes, cuyas edades no rebasan los 16 años, que, es verdad –todo hay que decirlo- se manifiestan con un comportamiento incívico, porque tienen frio en la escuela, los califica como “el enemigo”, es que algo va mal, pero que muy mal en nuestra sociedad.

Cuando la delegada del gobierno: Paula de León, se refiere a los hechos, que todos ya conocemos por las noticias, que todo va a quedar en una mera anécdota, es que algo importante, importantísimo, se está rompiendo dentro de nosotros.

Hay frases verdaderamente demoledoras: “El plus de agresividad, merece una respuesta”. Pues claro que merece una respuesta, pero no esa respuesta, y si las autoridades no son capaces de generarla de una manera pacifica y buscar un entendimiento, a un conflicto tan nimio como el de solucionar el problema de frio en una escuela, es que no merecen el calificativo de autoridades, ni por supuesto de servidores públicos.

Espero y deseo que mañana por la mañana cuando me despierte lo primero que oiga y vea en las noticias, es que tanto el Jefe de la Policía de Valencia, como la Delegada del Gobierno, han abandonado sendos cargos, porque cuando se utilizan cargas policiales contra niños armados con botellas y mandarinas, o se banaliza llevando al plano del anecdotario hechos como los de esta noche en Valencia, es que ni el uno, ni la otra están a la altura del cargo, porque alguien habrá, si es que queda alguien con cordura, que les llame al orden y les diga algo tan simple como: Solo son niños ¿Qué tal si nos sentamos un rato a hablar con ellos, en vez de inflarlos a bofetadas?

Son las doce y media de la noche. No llueve en Pozuelo y la temperatura exterior es de 2 grados. ¡Dios!…¿Qué nos esta pasando?

Postpost: Desgraciadamente la fotografía que ilustra este post ya ha dado la vuelta al mundo, no una, sino varias veces esta noche, y eso es una mala noticia