Del #coronavirus también han hecho un relato #NoOlvidamos

Pueden contarnos las historias que quieran desde el gobierno. La creatividad, especialmente de algunos ministros y ministras, del propio presidente o de su vicepresidente de asuntos sociales, es infinita. Es una pena que no se hayan dedicado al noble arte de la narrativa y el relato porque se les da de cine. En cambio, sus capacidades como políticos dejan mucho, pero que mucho que desear. Excuso decir lo que deja de desear su calidad humana.

He tardado varios días en empezar a escribir “largo” – que en el pequeño género de twitter, lo hago todos los días- más que nada porque en caliente, y en este caso, en muy caliente no se debe escribir ni una línea. Lo cierto es que sigo sin enfriarme.

No voy a contar aquí cual es la situación personal y familiar por la que paso, porque seguramente la mía es una más, y habrá incluso peores. Pero si, ese calentamiento, no viene solo por la situación personal en medio de esta pandemia, sino por todo lo que veo, leo y escucho por parte del gobierno, o de los gobiernos. ¿saben? La pandemia del coronavirus, ha puesto de manifiesto lo que ya sabíamos, que no hay un gobierno sino dos, enfrentados y uno de ellos, el de Podemos con el vicepresidente Iglesias que se salta la cuarentena un día sí y otro también, dedicado al chantaje permanente, y a dejar en ridículo a los ministros que no son de su formación. Pero no se equivoquen no voy a escribir de política hoy, voy a escribir de vida, de pura vida, o quizás de muerte, de pura muerte.

El panorama que nos ha tocado vivir hace que me tiemblen las piernas y se me erice el pelo, porque un gobierno endeble y preso de la maldición de los espejos, puede ser perjudicial para los ciudadanos en un escenario normal, excuso decirles lo que puede suponer en medio de una pandemia, con las personas confinadas en sus casas, con más de 10.000 muertos, las uvis saturadas, el personal sanitario infectado en parte, y sin material a la vista de protección, detección y prevención, por no hablar del paisaje económico que es de aúpa. Creo que es lo más parecido a una película de terror de esas que hemos visto de grandes epidemias, pero que claro, esta vez no es una película, es la realidad, la cruda realidad.

Una realidad que, lo mismo, la vemos solo algunos porque el gobierno, a pesar de todo lo que está pasando, sigue con relato para arriba y relato para abajo. Ahora, en su versión de la historia, parece que quieren ignorar la pandemia, porque se refieren a ella como “una crisis parecida a la anterior”, una frase que hace que revuelva. Veo que han optado por no mencionar la palabra pandemia, y ha decidido sustituirla, y solo hablar de crisis. El maquillaje es para las fiestas no para la política, y el tratamiento que nos están dando desde el gobierno a los ciudadanos, tratándonos como si fuésemos niños o inmaduros da verdadero asco, amén del desprecio que se hace de las víctimas de esta pandemia, no reflejando, por cierto, ni un ápice de compasión en sus comparecencias diarias, tan abundantes y tan escasas de transparencia, que hasta los propios periodistas hemos tenido que firmar un manifiesto por #LaLibertadDePreguntar … Fíjense hasta donde estamos llegando.

Cuando salen a la palestra, en ese croma que ha montado La Moncloa de los Ivanes y los asesores, tan aséptico, tan pulcro, tan nítido, tan alejado de la cruda realidad de los hospitales y los “hacinatorios” de los enfermos, para aparecer en las televisiones, no hay apenas menciones para los muertos. Si, los muertos parece que se esfuman en cuanto se enciende el piloto rojo de la cámara a la que hay que mirar. Si, muertos y muertas, como la madre de Vicente, que entro por una puerta de un hospital una mañana y a los dos días le llamaron para darle una cajita con cenizas, o los padres de Rosa, que yacen aun asfixiados en la residencia, en este caso Rosa aún no ha llegado a verlos, o la abuela de Patricia que estaba en su casa saturando a 60 sin que la pudiesen poner oxigeno porque no había un médico que fuera a verla, o el compañero José María, o el hermano de Carlos, o el marido de Ana, o la hermana de Cristina …, cientos de casos que todos los días me llegan, a mí y a otros compañeros, contándonos la historia más terrible de nuestra vida periodística. Pero el gobierno no quiere hablar de los muertos que eso da mala imagen. La mierda de la imagen, la mierda de la sociedad del postureo en la que vivimos, donde se esconde lo desagradable, lo que no conviene desde un punto de vista mediático, el silencio conveniente para poder seguir en la poltrona, para el minuto de gloria, para el tiro de cámara, para que los egos crezcan hasta reventar, y eso si mantener a los corderos en silencio.

El relato, el jodido relato, frente a la realidad que nos ha explotado en la cara con su venganza terrible, como decía Ortega.

Desde mediados de febrero mi hermana la médica y sus compañeros de atención primaria venían advirtiendo que estaban viendo “coronas” en los centros de salud, pero los tachaban de alarmistas, de catastrofistas… “es como una gripe”, pero médicos y medicas como mi hermana, modestísima pediatra de Atención Primaria, con mucha experiencia por la edad y por el trato continuo con pacientes día a día, sabían que no era así. Ellos, seguían con atención los casos y casos que les llegaban, y les preocupaba sobremanera que hubiera un pico de gripe cuando ya estaba bajando la curva de contagios, y que precisamente ese pico de gripe fuera en vacunados. “Son coronas” me decía, mi hermana, una y otra vez, “Marta, son coronas, ten mucho cuidado, hay que recluirse, no hay otra, solo hay una solución: domicilio, domicilio y domicilio”. Así un día tras otro. “No vayas a la manifestación del 8M” “No bajes por el barrio cuando haya partido en el Bernabeu” “No vayas a sitios con mucha gente” “Padre y Madre que no salgan de casa” “No te acerques mucho a ellos, a dos metros, Marta, a dos metros”. 

Todo esto que os cuento sucedía a finales de febrero cuando ya muchos médicos estaban convencidos de lo que se nos venía encima, cuando sabían que no habría efectivos de mascarillas, ni de trajes, ni de guantes, cuando sabían que no habría respiradores, y que las uvis se iban a colapsar, cuando sabían que se iban a contagiar ellos los primeros, como sucedió en el caso de mi hermana. Si ellos lo sabían y lo advirtieron ¿Cómo no iba a saberlo el gobierno? Es tan inverosímil todo…

Pero nadie hizo nada, porque había que seguir con el relato, el siniestro relato. Había que seguir con la matraca de Cataluña, con los viajes a ver a Puigdemont con autobuses llenos de ancianos para mayor gloria del exilado,  con la manifestación del 8M metida con calzador por la Ministra de Igualdad, Irene Montero, que no iba a consentir, que además de tirarle la ley de libertad sexual, otra aberración más llena de sin sentidos como la pérdida de identidad de género, que ahora no me voy a parar en hablar de ello, desde luego, con la que está cayendo,  le quitaran su momento de gloria como ministra, su placer egoísta y ególatra de encabezar la manifestación y salir en todas las televisiones defendiendo la bandera del feminismo, un movimiento por el que ella jamás lucho, hasta que le pareció que eso del feminismo molaba y ella iba a ser más feminista que nadie, eso sí, dejando a las feministas de toda la vida, las que daban la cara, las que sacaron adelante el pacto de estado contra la violencia de género, las que se ocupaban de las maltratadas, las que se ocupaban de las mujeres sin empleo, de las precarias, de las autónomas mil euristas, de las que arañaban cada año milésimas, pero buenas eran, a base de tremendo esfuerzo a la brecha salarial, de las que atendían a las prostitutas víctimas del proxenetismo,  de las que clamaban en el desierto, al margen, fuera de la foto – ya había empezado esa tarea hacía unos meses para sacarlas del encuadre- porque la foto era para ella, de ella, y por ella. Otro ego atronador enmarcado en su relato al margen de la realidad importándole un bledo que pasara lo que pasara. La desaprensión hecha carne y habitando entre nosotras.

¿Saben una cosa? Unos días antes de la manifestación del 8M se reunió la coordinadora del 8M, que agrupa a todas las asociaciones feministas, y en esa reunión las feministas, salvo las asociaciones próximas a Podemos y el propio Ministerio de Igualdad, manifestaron que estaban dispuestas, si Sanidad lo consideraba peligroso, aplazar la manifestación, incluso suspenderla. Pero desde el Ministerio de Igualdad se presionó hasta límites insospechados, poniendo incluso al gobierno en peligro de ruptura, y Sanidad se calló – Illa se plegó a lo que mandaba Sánchez, y Sánchez a lo que mandaba Iglesias, y el gobierno cruzo los dedos y cedió, abriéndole la puerta de par en par a la muerte.

Pero no solo estaba pasando eso, había más, con la manifestación en el horizonte como un hecho absoluto e inaplazable, no se podían tomar medidas para suspender partidos u otros eventos ¿Cómo justificar la suspensión de unos temas si y otros no? Y así una cosa llevo a la otra, y se celebraron los partidos de futbol multitudinarios, si, aun sabiendo los propios directivos de esos equipos lo que se nos venía encima, y también los congresos de los partidos, como VOX, los de la patria y la bandera, otros que tal bailan que llenaron Vistalegre de coronavirus, para que sus egos, también, reventaran de gloria, y seguir con su propio relato.

Todo un Sin Dios, en pro del relato que se iban construyendo unos y otros mientras la realidad avanzaba por nuestras calles, se metía hasta la cocina en nuestros domicilios, se adentraba en nuestras escuelas, llenaba los cines y los teatros, y entraba también, esa realidad sigilosa en los hospitales y en las residencias de ancianos, una realidad infecta sobre unos ciudadanos ajenos, indefensos y rehenes de una panda de desaprensivos que nos han llevado hasta donde estamos ahora mismo.

Y lo peor de todo es que para esos desaprensivos lo que ha pasado no les ha parecido bastante, siguen en su relato, porque ahora, desde luego, si cambian el guion se tienen que apear en marcha de este tren desbocado de la realidad que no se siquiera a donde nos lleva, o si lo sé, no me atrevo ni a escribirlo.

A mis 60 años nunca he llorado tanto como en estos días con un llanto lleno de impotencia, de rabia, de dolor, de ira, de desprecio, pero también de compasión, de angustia, de miedo y de desesperación. He llorado por los muertos y por los vivos, he llorado por mis hijos y mi familia, por mis amigos, por mis compañeros de trabajo, por mis padres, por los vecinos, he llorado por gente que no conozco, por gente que me escribe y ni siquiera sé cómo responderles, pero lo mismo dentro de poco también nos van a decir que está prohibido llorar, no lo descarto, porque los del relato no quieren tampoco llanto, que les estropea el maquillaje y les saca brillos en la imagen. Claro que ellos, me parece, que no saben de sentimientos, es lo que tiene el afán de poder, te hace inmune a los sentimientos, te hace inmune a la humanidad, son donantes vivos de corazón, creo que les late una piedra en el tórax, o ni siquiera eso, pero nosotros no vamos a olvidar, y desde luego alguien tiene que pagar por esto, y tú y yo sabemos ya cuáles son sus nombres. No Olvidamos

Son las siete y media de la tarde. No llueve en Madrid y la temperatura exterior es de 15 grados, quizás la primavera más fría de mi vida. Del Coronavirus también han hecho un relato

nota: la imagen pertenece al diario 20 minutos y es del tanatorio de campaña de Barcelona

Un pacto es un pacto. Si no hay mesa no hay legislatura #Rufian

Ya lo dijo Rufián en la sesión de investidura: si no hay mesa no hay legislatura. Un vaso es un vaso, una taza es una taza y un pacto es un pacto. Así que el gobierno de Sánchez ayer a la tarde rectifico “again” para contarnos que sí, que, por fin, si, habría mesa de dialogo antes de las elecciones no convocadas, pero si anunciadas por Torra, que tampoco tienen fecha, rectificando el comunicado de Moncloa en la mañana, en el que manifestaban desde “la carretera de la Coruña” que no habría mesa de dialogo con el gobierno de Cataluña.  Todo muy normal, si muy normal dentro de la categoría de normalización errática, un concepto en el que debemos empezar a trabajar, investigar y documentarnos, si queremos seguir de cerca esta legislatura.

Rufián estuvo en modo suave, incluso disculpando la desconvocatoria de la mesa, atribuyendo esta decisión a falta de información por parte del ejecutivo. Magnánimo Rufián, que bien sabe que aunque no maneje los tiempos – les recuerdo que la mesa aún no ha sido convocada, a pesar de haberse dado un plazo de 15 días de la formación de gobierno- sí que maneja las decisiones, y para Rufián dejar pasar la posibilidad de escenificar una negociación bilateral entre el gobierno de España y el gobierno de Cataluña, como si fueran iguales, es una oportunidad de oro, más en cuanto, ese tanto se lo apuntan para usar como gran baza y logro de ERC de cara a las próximas elecciones catalanas, que parece – esa es otra- serán pronto.

Lo que se consiga en esa Mesa de Dialogo es irrelevante. Sánchez dirá que las exigencias de los indepes no pueden ser atendidas sin vulnerar la Constitución, y los indepes, escandalizadísimos y ultrajadísimos, nos informaran que el gobierno de España, como siempre habla y no escucha. Irrelevante, insisto, porque el objetivo que Rufián dejo atado y bien atado a cambio de la abstención de ERC para la investidura era la puesta en escena, y en la agenda política de España de una negociación entre iguales. Eso ya es mucho.

Rufián le ha ganado a Sánchez por la mano en esta negociación, pues si bien la figura de los indepes sale muy bien parada para su electorado con esta mesa, la del presidente de gobierno, no tanto. Admitir que puede haber bilateralidad entre el gobierno de España y la Generalitat es una cesión que le pasará factura en las urnas, más en cuanto, y si no llega a tiempo la sentencia firme de inhabilitación de Torra, o si éste hace oídos sordos a esta sentencia, el presidente por accidente de la Generalitat ocupará un puesto relevante en la mesa, bueno de hecho será el igual, el primus inter pares de Sánchez, algo que en si deteriora la imagen de cualquiera que se acerque al personaje, con las consecuencias también de verse salpicado por lo que cuente el personaje después de la primera reunión de la mesa. Mal negocio para Sánchez, que a pesar de, que ayer vieron una ventana para, como en novia a la fuga, huir de esa boda con Torra, ahí estaba Rufián en modo padre de la novia para impedir la evasión.

Así que a Pedro Sánchez le toca Velis Nolis y ya puede ir pensando en un poco de azúcar porque esta píldora se la traga, y la de dormir también, que con los Indepes y Pablo Iglesias “en casa” difícilmente va a poder conciliar ese sueño, ese que tanto ansiaba cuando convocó elecciones.

Son las once y media de la mañana. No llueve en Pozuelo y la temperatura exterior es de 10 grados. Un pacto es un pacto. Si no hay mesa no hay legislatura

 

Menos Patria y Más Concordia

Estamos ahítos de patriotas. Los tenemos de todo tipo: patriotas de la economía, patriotas de la empresa, patriotas de territorios y de barrios, patriotas de marcas, patriotas de tumbas y hasta patriotas de bolsos, como me dijo hace unos días una amiga: “mi patria es mi bolso” – increíble, pero cierto. Una ya no da abasto para tanta exaltación y tanto fanatismo. Se nos ha abierto el tarro de las esencias del patriotismo, se ha esparcido a los cuatro vientos y ahora no sabemos cómo cerrarlo. 

Desde luego siempre he sospechado de aquellos que sacan la bandera, incluida la pirata, para hacer de su capa un sayo y convencernos de que vienen a salvarnos de los malos, de los “otros”, incluso de nosotros mismos. Ellos los patriotas de todo saben perfectamente lo que es bueno o malo para mí, lo que me conviene, lo que tengo que hacer y no hacer, con quien tengo que estar en cada momento, quien puede acercase a mí, a quien tengo que alejar, lo que debo comer y no comer, con quien debo hablar, para que sirven mis impuestos, mi puesto en la empresa, mi negocio, en definitiva mi vida, y todo esto supuestamente por mi bien.  

La verdad es que, hasta hace bien poco, los salvapatrias me daban risa, me parecían unos tipos anacrónicos que, a base de diatribas y discursos grandilocuentes, querían imponer su santa voluntad a base de que yo perdiera la mía. Eran pocos y la sociedad apenas si les hacía demasiado caso, pero lo cierto es que las cosas están cambiando y estos próceres, parece que últimamente se multiplican como las esporas, y lo peor es que cada vez hay más gente que los escucha, y lo que es todavía peor, les cree. No sé si tanta maquina y tanto algoritmo nos está volviendo tontos, no sé si es que no nos alimentamos bien, que tenemos demasiado estrés o que se yo lo que está pasando para que estemos prestando una atención dilecta a estos individuos e individuas que poco a poco se van haciendo con “el patio”. 

Me da la náusea con tanta bandera de unos y otros para arriba y para abajo, cuando sabemos que las banderas tienen mástiles y que la historia nos demuestra que los utilizamos con frecuencia para arrearnos una y otra vez. No en vano en Europa nos hemos dado de banderazos varias veces a través de los siglos con unas consecuencias nefastas. Ahora, y no hace falta que de nombres, pues seguro que ustedes leen la prensa todos los días, hemos vuelto a eso de “mi patria, mi bandera”, una frase que queda muy mona como eslogan en cualquier caso, pero que apenas tiene significado, una frase que en vez de sacar lo mejor de cada uno, nos vuelve agresivos, incívicos, brutales y violentos, véase el caso de Cataluña, del Reino Unido, o de los fascismos de nueva generación esparcidos por España y Europa, que con racionalidad cero, andan haciendo un desaguisado detrás de otro. 

Háganme el favor de pensar que hay detrás de todo ese patriotismo coyuntural que nos invade. Háganme el favor de pararse unos minutos para darle una vueltecita a todo ese discurso vacío que nos impulsa al sin sentido más absurdo. Háganme el favor de pensar que les reporta todo ese patriotismo de attrezzo que nos convoca a los actos más violentos y deleznables. Háganme el favor de pensar si verdaderamente eso de la patria, que ahora se usa con una frivolidad de tamaño natural, les reporta algún beneficio o alguna satisfacción, que no sea la de dar suelta a la adrenalina durante un rato. 

Ni las pensiones, ni la desigualdad, ni el empleo, ni la sanidad, ni la educación, ni otros problemas de urgencia y perentorios para los españoles, se solucionan a base de eso que llaman patriotismo, y que de derecha a izquierda ahora todos usan como el comodín del público para distraernos, y desde luego, como fin último para someternos. Abran los ojos cuanto antes, fuera a ser que después de una borrachera patriótica de esas con la que nos embriagan, nos encontremos que hemos perdido toda la libertad de la que hemos gozado en los últimos años, y nos encontremos en manos de “un patriota” cuya patria sea la suya particular, para sus intereses particulares, y para sus intenciones personales. No digan que no les he avisado. Así que menos patria y mas gobierno, menos patria y más soluciones, menos patria y más gestión, y desde luego, menos patria y más concordia, que ha costado mucho llegar hasta aquí para que venga ahora un tipo envuelto en una bandera a tirarlo todo por la borda. ¡Vamos, faltaría más!   

Son las doce de la noche. Llueve en Madrid y la temperatura exterior es de 12 grados. Menos Patria y Mas concordia.  

Marchena en el Pais de las Maravillas #SentenciaProces

Parece que Puigdemont y Oriol entraron en el otro lado del espejo para acompañar a Alicia en una ensoñación independentista… Tal vez Puigdemont encarna al gato de Cheshire y Oriol a la propia Alicia, y mientras Cheshire – Puigdemont aparece y desaparece, Oriol-Alicia corre tras el conejo que repité y repite, “llego tarde, llego tarde”, pero no era real, estaban soñando. Y también los Jordis y la Forcadell mientras la malvada reina de corazones les perseguía hasta llevarlos a la cárcel. Esto es lo que le ha faltado escribir a Marchena en la #SentenciaProces. Parece ser que el juez también ha viajado al País de las Maravillas, aunque de momento no se que personaje adjudicarle ¿Tal vez el sombrerero?

Impresiona ver con que soltura maneja el juez Marchena la parte imaginativa de los acusados, hoy ya condenados, a unas penas por unos delitos que tan mal fundamenta en la Sentencia del Proces. Pero es lo que tiene forzar las unanimidades, y mezclar el poder político con el poder judicial, que tan alejados deberían de estar siempre, y que tan cercanos están en esta sentencia tan creativa.

Decía Marchena hace unos días que la Sentencia del Proces iba a gustar a todo el mundo. Una de dos o se estaba cachondeando de nosotros, o tal vez, es que él también viva en una “ensoñación irreal” como así cita refiriéndose a las actuaciones de los principales condenados.

No voy a discutir en este post si hubo rebelión o sedición, no es mi función, que si la del Tribunal Supremo, pero desde luego lo que si me preocupa es el “relato”, que no sentencia, porque más bien parece una historia fabricada exprofeso para salir del paso, que se construye para justificar la sentencia.

Todo apunta a que el proceso de discusión de la sentencia se ha hecho al revés, es decir, primero decidieron cual era el delito que convenía, y a partir de ahí, se ha ido montando una historia, un relato, en muchas ocasiones con calzador, o haciendo uso de palabras o frases  tan infantiles como “sueño imposible” “quimera” “fruto del imaginario” etc… pero el “relator” en este caso el juez Marchena ha olvidado la realidad, es decir la historia, a la que todos hemos asistido en primera persona, dejando con esta sentencia a muchos con el culo al aire, véase Rajoy en la aplicación del 155 o hasta el propio Rey Felipe VI, con el discurso del 3 de Octubre de 2017. El rey entonces, pidió que “se asegurase el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones” y añadía: “Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana”. Según la #SentenciaProces ¿se extralimitó Rajoy en sus funciones? ¿Se extralimitó el Rey Felipe VI en su discurso?

¿Cómo aplicar un delito de orden público a una violación de la Constitución? Pues bien, Marchena lo ha hecho, ha cuadrado el círculo y nos ha dejado a todos con la boca abierta, y también a los indepes, que ahora ven con esta sentencia la justificación a sus hechos y palabras -en los que siguen a esta horas-, sin apearse un ápice de su argumentario. Vulnerar el orden constitucional no es rebelarse contra el estado, ese ha sido su principal mantra desde el comienzo de esta historia, y Marchena se lo ha puesto en bandeja, claro que, aplicando penas máximas a un delito de orden público, en el que tampoco queda claro la directa autoría de todos los condenados, dejando también insatisfechos con el veredicto a los independentistas. Porque ¿si esto no era para tanto a que viene una pena de 13 años para Oriol Junqueras?

En el colmo de las contradicciones, en otra de las piruetas de esta sentencia, Marchena niega la existencia del “derecho a decidir”, para más adelante asumirlo argumentando que había sido sustituido por el “derecho a presionar”. Claro que no existe el derecho a decidir en el orden constitucional, pero tampoco el Código Penal tipifica delito por esa pretensión. El derecho a decidir, como todo en ese relato de unos y otros, es otra construcción artificial que confunde más que aclara, y a la que hace flaco favor Marchena haciendo uso de ella en la sentencia.

Y para acabar, ya que Marchena ha bajado hasta el terreno de la política cuando no debiera con esta sentencia, debería haber tenido en cuenta, que la extrema derecha anda muy empeñada en echar gasolina a esta hoguera, y que con una sentencia llena de lagunas puede avivar este fuego, que Moncloa pretende apagar con pequeños cubitos de agua en forma de vídeos institucionales, de los que por cierto a estas horas se sonroja y carcajea la prensa internacional.

Mal pinta, no por las revueltas en las calles que puedan producirse en estos días, sino porque este cóctel de justicia y política tiene un punto demasiado amargo para la ciudadanía, que, al fin y al cabo, catalanes o no, somos los que vamos a sufrir las consecuencias. Ya lo dije en un artículo anterior – pues soy muy fan de Ortega – “Toda realidad ignorada prepara su venganza”, nos cuenta en uno de sus párrafos finales del “Epílogo para ingleses” de su Rebelión de las masas, y la sentencia del proces convierte lo que sucedió de verdad en una realidad ignorada más, para unos y para otros. No les quepa duda que antes o después pondrá en marcha su venganza.

Son las dos de la tarde. No llueve en Pozuelo y la temperatura exterior es de 20 grados. Marchena en el País de las Maravillas.

 

Cataluña, una situación caótica #Eslovenia #Torra

l fin de semana no ha podido ser más caótico en Cataluña. Carreteras cortadas, enfrentamientos entre los Mossos – por cierto, desautorizados por el mismo gobierno que les paga los sueldos – y los CDR, arengas de Torra, animando, ni más ni menos, que, a una contienda por la vía eslovena, es decir con muertos por medio, en definitiva, un llamamiento a la insurrección armada, así como suena…

Todo esto, va mucho más allá de un desatino de un visionario y un lunático, pues el lunático de marras es el Presidente del Gobierno de Cataluña, y sigue siendo contestado con el silencio, y con actitudes de perfil del gobierno de España, como la respuesta de Abalos Meco, que, teniendo responsabilidad de gobierno, solo se ha limitado a decir, que este tipo que ayuna y desayuna, es un iluminado y un irresponsable.

Me impresiona que Abalos Meco se haga de nuevas con lo que pasa en Cataluña. Me sobrecoge, también, el silencio del Presidente Sánchez, que viaja y viaja como si quisiera huir de algo, aunque es posible que esté huyendo del él mismo y de sus silencios. Me sobrecoge el mutismo de Borrell, al que ya le han dicho, desde Moncloa que se ciña a las competencias de su ministerio.  Y también me asusta que la oposición apure el tema de Cataluña en clave electoral cuando la situación no puede ser más alarmante. Creo que en el sumun del esfuerzo han convocado un monográfico parlamentario en las Cortes esta semana, extremando el juego por el voto, en una pirueta electoral, me temo, bastante esperpéntica, y con la que solo van a lograr que Rufián nos muestre una nueva camiseta, y donde los insultos a la Constitución se repartan por la cámara, escupiendo improperios a los escaños, e incluso como ya hemos visto a algún miembro del gobierno, sin que ello haya traído ni la más mínima consecuencia.

No se equivoquen, nada se soluciona solo, y menos este tipo de conflictos que se alimentan a diario, y si el gobierno y los partidos constitucionales no se ponen manos a la obra para reparar la brecha que crece día a día entre Cataluña y los demás, otros vendrán, que andan esperando como perros de presa, y que como hemos visto en Andalucía, se empoderan por días y por horas, para empezar a susurrar a los oídos de los ciudadanos que hay “otras maneras” de acabar con el conflicto. Ya saben ustedes cuáles son esas fórmulas que anidan en lado más oscuro de la naturaleza humana.

Sigan, sus señorías, unos días más, de perfil, unos por no incomodar a los que le apoyaron en la moción de censura, y otros para apurar votos, por si acaso hubiera elecciones, y tendremos un escenario propio de un fenómeno caótico en toda regla. Ya saben que el caos, si uno no se pone a organizarlo, se ordena solo, pero ese orden siempre, siempre es brutal, y con unas consecuencias desastrosas. A la historia me remito.

Son las nueve de la mañana. No llueve en Pozuelo y la temperatura exterior es de 4 grados.  Cataluña, una situación caótica.